Por César Vidal y Cristina Seguí.
La empresa de juguetes Mattel ha lanzado una muñeca inspirada en Laverne Cox, más conocido como “actriz, productora y activista LGBTI". El “autopercibimiento de género” es una suerte de sortilegio que te permite pasar de principe de Zamunda a tener más pechos que tu vecina en media hora.
Continúan sumándose grandes empresas del cine, de los dibujos animados, y de la industria juguetera para que los niños naturalicen la integración de las desviaciones del lobby LGTBI, las amputaciones de su propio cuerpo, el incentivo industrial del cambio de sexo, o tener sexo con adultos.
Lo primero que llama la atención es que, a pesar de todos los esfuerzos por camuflar las evidencias biológicas, de todo el poder político, de todas las subvenciones, y de las fiscalías especializadas en delitos de odio...etc, los que tenían la oportunidad de construir una Barbie trans con cara de mujer, hayan fabricado una Barbie con cara de mulo de los primeros albores de la civilización.
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