29/01/23 - Por César Vidal y Cristina Seguí.
El 29 de noviembre de 2022 se puso en marcha en España, nada más ganar el PP con mayoría absoluta en la región andaluza, un nuevo programa político de corrupción infantil en los mismos centros educativos, el Programa Centinelas por la Igualdad. Una iniciativa que bebe de los 100 millones de euros de fondos del “Pacto de Estado contra la Violencia de Género”, y cuyo objetivo es que los niños se conviertan en delatores de sus compañeros, y de los padres, que no cumplan las directrices del lobby LGTBI y feminista.
Como en el régimen nazi, políticos globalistas de todo color instruyen a los niños para que, en el nombre del bien, entiendan que la familia ideológica está por encima de la familia: “Tú no piensas como yo, pero tus hijos ya me pertenecen”.
En una de las regiones de España donde más niños son arrebatados a sus familias en centros escolares para ser llevados a centros tutelados, los niños se han convertido en la mejor fuente de información para contar a la administración si en el seno sagrado de la familia se cumplen las normas del comisariado político. Crecerán las denuncias a sus padres, o a los vecinos, o a los papás de su amiguito que se ha quedado en casa unos días. La cultura de la delación a los traidores de la ideológica oficialista.
La denuncia: el primer acto de compromiso con el Estado que, además, te puede poner a salvo de las sospechas de desafección feminista y LGTBI, y de que las consecuencias de esa desafección se dirijan contra uno mismo. El miedo como disolvente de principios éticos más elementales...
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