Este domingo, César Vidal y Cristina Seguí analizarán EL Hundimiento de los aquelarres de las feministas mantenidas centrándose, en esta ocasión, en el que tuvo lugar en Valencia, España, a cargo de una sumisa del califato islámico con hijab y pareja de un cuádruple investigado por violación, la ex de un abusador sexual de niñas, la alcaldesa con la ciudad más peligrosa de Europa, la ministra de trabajo con 6 millones de parados, y una pistolera millonaria.

Su base electoral se estrecha cada vez más entre okupas asexuadas con rastas, ex profesoras de instituto público con el pelo morado dedicadas a que las nuevas generaciones de mujeres se avergüencen de sus propios cuerpos, y los maridos eunucos de éstas. Hasta que huyeron por la puerta de atrás, las cinco millonarias se sentaron a “hacer ganchillo” con sus cosas identitarias en sofás blancos, y centenares de transportistas las increparon en la puerta en una alegoría perfecta de la farsa actual del feminismo y de la izquierda occidental.

No importa desde qué país esté usted leyendo esto: los actos electorales de empoderamiento feminista se han convertido en una terapia de refuerzo motivacional de estafadoras a las que se les está terminando en período de gracia, en cuyo físico está haciendo mella ya su adicción a la maldad y el miedo a los piolets que ya vuelan en la izquierda cainita.