Esta semana, César Vidal y Cristina Seguí plantarán cara a la secta woke, que cabalga de nuevo para arrasar con la salud mental de la gente normal y para infectar a las nuevas generaciones, convertidas en nuevos votantes depresivos que elegirán a sus políticos en función del esfuerzo que éstos muestren para compensarles por teóricos y agravios ficticios perpetrados hacia ellos por nuevos “enemigos del pueblo”. De esa forma, los progres seguirán vendiendo que las buenas personas están en las izquierdas y, de paso, continuarán llenando una ideología muerta.
El nuevo votante woke ya es el chaval pasivo agresivo que ha encontrado su razón de vivir en pelear porque Ana Bolena sea más negra que Magic Johnson, o en que los enanos de Blancanieves se vayan a la calle para fichar a 7 hologramas hechos con big data, o porque los animales sean seres sintientes y se puedan dar en custodia compartida mientras cree que los problemas reales que afectan a la inmensa mayoría son conspiraciones fascistas…
Esta semana, la secta woke ha sumado a sus filas al enano de la serie Juego de Tronos, Peter Dinklage, más conocido porTyrion Lannister, que ha llamado a Blancanieves “puta historia retrógada” porque sigue contando con enanos en su remake, por lo que ha propuesto ni más ni menos que eliminarnos y cambiarlos por criaturas mágicas para no ofender, eliminándoles como competidores. Vetando a otros enanos y condenándolos a ser mileuristas de la ONCE o a ser enanos de la muerte lanzados desde el cohete tubular para ganarse la vida. Si Dinklage midiera 1,80 le estarían llamando fascista o lobbista antienanos trumpista al que ya estarían acusando de tener antepasados en el Instituto de Biología Genética e Higiene racial de Frankfurt.
También tratarán la otra pata del totalitarismo de la agenda globalista: el neomalthusianismo demográfico que considera el exceso de población de las clases pobres u obreras occidentales como un problema para su calidad de vida, desgranando algunos de sus más infectos titulares.
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