El feminismo, que se expande con más virulencia que el corpus coviadiano, se ha puesto como meta entrar en las pequeñas zonas rurales y pesqueras, que por su esencia pura, hasta ahora, se encontraban a salvo de la ira de las locas que combaten el “amor romántico”.
Mientras hace unos días llegaban a España los pescadores del buque Villa Pitanxo fallecidos del naufragio de Terranova, la izquierda anunciaba la nueva meta de la izquierda y el feminismo: combatir la desigualdad en "un sector masculinizado desde tiempos inmemoriales". Un 'Plan para la igualdad de género en el sector pesquero, precisamente llevado al Congreso mientras las familias buscaban a sus hombres muertos en el fondo del mar. Hombres que, en cada salida se habían jugado la vida para asegurar el sustento familiar y para preservar la vida de sus mujeres.
No se ha visto ninguna feminista durante estos días cuestionándose el principio de discriminación que obliga a los hombres a quedarse a luchar en Ucrania y a las mujeres a irse para ponerse a salvo. ¿Por qué sí simulan pedir cuota para ir a Altamar? ¿No se trata de un ardid para exigir para nuevos cargos feministas observatorios en el sector a costa de los hombres que mueren en la pesca extractiva?
Césa Vidal y Cristina Seguí analizan Esta y otras cuestiones, además de demostrar que el hecho de que los hombres salgan a Altamar, o se vayan a La Guerra, no significa que las mujeres no puedan ir a la guerra o a Altamar, sino que TODOS los hombres están acostumbrados a marchar.
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